Autor: ITE (bajo licencia CC)
Lugar: Sepulcros góticos, catedral vieja de Salamanca.
Datos de interés:La Catedral Vieja de Santa María es una de las dos catedrales que hay en Salamanca. Fundada por el obispo Jerónimo de Perigord, se empezó a construir en el primer tercio del siglo XII y siguió hasta el XIV en estilo románico y gótico. Se terminó gracias al impulso que dio a las obras el obispo Alfonso Barasaque. Esta dedicada a Santa María de la Sede.
El edificio
Se comenzó en el momento en que el románico estaba dejando paso al gótico, algo que es apreciable en la diferencia existente entre los pilares y los arranques de las bóvedas de crucería, ya que no existe continuidad constructiva entre ellos, al ser ideados los primeros para soportar una bóveda de cañón. Estuvo a punto de ser destruida ya que al proyectar la Catedral Nueva se pensó en derribarla, pero el tiempo que transcurre desde el comienzo de la Catedral Nueva (en torno a 1520) y la fecha de conclusión, excesivamente tardía (hacia 1780), así como la necesidad de un espacio donde celebrar el culto mientras se terminaba la construcción, hace que la decisión inicial de destruirla fuera rechazada. En planta la nave izquierda aparece más estrecha, consecuencia de la construcción de la Catedral Nueva.
Se trata de un edificio de planta basilical, en cruz latina y tres naves, crucero marcado y cabecera formada por tres ábsides semicirculares, que muestran arcos de medio punto al exterior. Dado el carácter fronterizo de Salamanca, fue proyectada también como fortaleza, ahora no tan visible, puesto que han desaparecido las almenas de la Torre Mocha y la cubierta de la nave, antes en terraza transitable, se ha cambiado por otra de teja árabe. Por esta razón se la conoció popularmente como fortis salmantina.[1]
Las obras comenzaron a realizarse por el ábside, por eso ésta sería la parte más antigua, pudiéndose contemplar el cambio de estilo en las bóvedas que cubren las naves, ya que estaban proyectadas bóvedas de arista y se sustituyeron por bóvedas de crucería.
El elemento que más destaca es el considerable cimborrio que se eleva sobre el crucero apoyado en cuatro impresionantes pechinas; la fecha de construcción debe situarse en torno al año 1150. Al interior tiene forma de naranja abierta con ocho gajos, al exterior en cambio tiene forma de torre con decoración de escamas, se conoce popularmente como la "Torre del Gallo", ya que este animal corona la veleta de esta torre. Se apoya en un tambor con dieciseis columnas en el interior, aligerado por 32 ventanas, 16 nervios se cruzan encontrándose en la parte central del cimborrio. El modelo de la cúpula está en la Catedral de Zamora que fue la primera de este grupo. Los conocidos como Grupo de cimborrios del Duero (los de las catedrales de Zamora, Plasencia y la propia Catedral Vieja de Salamanca junto con el de la Colegiata de Toro), presentan una estructura similar con dos cúpulas distintas, una al interior y otra al exterior, entre ellas habría un relleno de grava y tierra, pero se apoyan una en la otra. La decoración exterior de forma escamada es muy curiosa y difícil de rastrear en la Historia del Arte, existen decoraciones similares en Iglesias de Turquía, aunque también aparecen en la decoración de las torres de la Iglesia de Santa María la Grande de Poitiers (influencia mucho más probable que la turca), si tenemos en cuenta que la repoblación de la ciudad se hizo con gente proveniente de Francia.
En el siglo XIX ante el peligro de hundimiento fue desmontada completamente y profundamente alterada, hasta el punto de cambiar capiteles de gusto gótico, como correspondía a lo avanzado de su edificación por otros neorrománicos.
Otros atractivos con los que cuenta el templo son, el retablo principal del siglo XV, atribuido a Nicolás Florentino (1430) y el fresco superior, que representa el Juicio Final, que es, con seguridad, de Nicolás Florentino (1445). A los pies está la capilla de San Martín o del aceite. Esta última fue pintada por Antón Sánchez de Segovia en 1262, pinturas consideradas como las más antiguas de Europa con firma. En el claustro hay unos frescos de los siglos XIII-XIV que decoran los sepulcros y se abre una serie de capillas, entre las que se cuentan la de Talavera, la de Santa Bárbara, con el sepulcro del obispo Juan Lucero, en la que se realizaban los exámenes de grado de la Universidad, la de Santa Catalina y la de San Bartolomé o de Anaya.